MAYORDOMÍA CRISTIANA

"Dios nos hace responsables de nosotros, el mundo, nuestros prójimos y los recursos materiales. Cuando vivimos para él, Dios bendice nuestros esfuerzos".


Somos mayordomos de Dios, a quienes él ha confiado tiempo y oportunidades, capacidades y posesiones, y las bendiciones de la tierra y sus recursos. Somos responsables ante él por su empleo adecuado. Reconocemos que Dios es dueño de todo mediante nuestro fiel servicio a él y a nuestros semejantes, y mediante la devolución de los diezmos y las ofrendas para la proclamación de su evangelio y para el sostén y desarrollo de su iglesia. La mayordomía es un privilegio que Dios nos ha concedido para que crezcamos en amor y para que logremos la victoria sobre el egoísmo y la codicia. El mayordomo fiel se regocija por las bendiciones que reciben los demás como fruto de su fidelidad (Génesis 1:26-28; 2:15; 1 Crónicas 29:14; Hageo 1:3-11; Malaquias 3:8-12; 1 Corintios 9:9-14; Mateo 23:23; 2 Corintios 8:1-15; Romanos 15:26-27).


Los cristianos son los mayordomos de Dios, a quienes el Señor les confió 
sus bienes y, como socios suyos, son responsables de administrarlos en armonía con sus directrices y sus principios. El consejo divino es que “se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (1 Cor. 4:2). Si bien el asunto dela mayordomía abarca muchos aspectos de la vida y la experiencia cristianas, no hay duda de que la mayordomía de nuestros medios es un aspecto vitalmente importante. Es un asunto que concierne a toda la familia de la iglesia, e implica nuestro reconocimiento de la soberanía de Dios, de que es propietario de todas las cosas y de que derrama su gracia sobre nuestros corazones.

Aunque este aspecto de la mayordomía cristiana se refiere a nuestras posesiones 
materiales, es, sin embargo, algo que influye muy decididamente sobre nuestra experiencia cristiana. El Señor requiere ciertas cosas de nosotros, parapoder hacer ciertas cosas por nosotros. Nuestra obediencia voluntaria a lo quenuestro Padre celestial requiere de nosotros coloca este aspecto de la mayordomía en un alto plano espiritual. Nuestro Dios no nos exige arbitrariamente nique lo sirvamos ni que lo reconozcamos con nuestros dones. Pero arregló las cosas de tal manera para que, cuando obramos en armonía con él en esas cosas, fluyan sobre nuestros corazones grandes bendiciones espirituales.

“Dios desea que todos sus mayordomos sigan con exactitud las disposiciones 
divinas. No deben contradecir los planes del Señor llevando a cabo alguna obra de caridad, o dando algún regalo u ofrenda, cuando o como ellos,los instrumentos humanos, consideren conveniente. Los hombres practican un procedimiento muy pobre cuando procuran mejorar el plan de Dios e inventar un sustituto, haciendo prevalecer sus buenos impulsos en esta o aquella ocasión y oponiéndolos contra los requerimientos de Dios. Dios pide que todos respalden con su influencia sus propias disposiciones” (Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 106, 107).