LA OFRENDA

Las contribuciones que hacen a la iglesia los cristianos agradecidos no pueden limitarse a la entrega del diezmo. En Israel, el tabernáculo
y más tarde el templo fueron construidos gracias a las “ofrendas voluntarias”,esto es, las que se entregaban con corazones dispuestos (Éxo. 36:2-7; ver 1 Crón. 29:14). Además, había ofrendas especiales que cubrían los gastos de mantenimiento de esos lugares de culto (Éxo. 30:12-16; 2 Rey. 12:4, 5; 2 Crón. 24:4-13; Neh. 10:32, 33). Los israelitas probablemente contribuían con un cuarto y hasta con un tercio de sus entradas para propósitos religiosos y caritativos. ¿Los empobrecían estas considerables contribuciones? Por el contrario,
Dios prometió bendecirlos en su fidelidad (Mal. 3:10-12).8 Hoy también el Señor nos pide que seamos liberales en dar así como él nos ha prosperado.  Se necesitan ofrendas para construir, mantener y operar iglesias, y para establecer obra médica misionera, que demuestre el significado práctico delevangelio.

¿Debiéramos dar tanto como daban los israelitas, o ya no se aplican sus formas 
de ofrendar? En el Nuevo Testamento, Cristo estableció el principio de la verdadera mayordomía: Los dones que entregamos a Dios deben ser proporcionales con la luz y los privilegios que hemos gozado. Dijo el Señor: “A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Luc. 12:48). Cuando Cristo envió a sus seguidores en una misión, les dijo: “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mat. 10:8). Este principio se aplica también al acto de compartir nuestras bendiciones financieras.

En ninguna parte del Nuevo Testamento se rechaza o se descuida este sistema. Al comparar nuestros privilegios y bendiciones con los de los israelitas, vemos que en Jesús nuestra parte ha sido claramente mayor. Nuestra gratitud hallará una expresión correspondiente a través de una liberalidad mayor, de  manera que el evangelio de salvación pueda ser extendido a otros. Mientras más ampliamente se proclame el evangelio, mayor apoyo necesita.

El uso de lo que queda: 
El principio de la mayordomía se aplica tanto a lo que damos como a lo que nos queda. Si bien el diezmo constituye la prueba básica de mayordomía de nuestras posesiones materiales y temporales, el uso quehacemos de lo que queda también nos prueba. Nuestro uso de los bienes materiales revela cuánto amamos a Dios y a nuestros semejantes. El dinero puede ser una fuerza bienhechora: En nuestra manos, puede proveer alimento para los hambrientos, bebida para los sedientos, y ropa para cubrir a los desnudos (Mat. 25:34-40). Desde la perspectiva divina, el dinero tiene valor mayormente si se lo usa con el fin de proveer lo necesario para la vida, bendecir a otros y apoyar la obra de Dios.